jueves, 28 de febrero de 2008

El catecismo de Mr Joyce


“Qué especiales afinidades le parecía haber entre la luna y la mujer?


Su antigüedad en preceder y sobrevivir a sucesivas generaciones telúricas: su predominio nocturno; su dependencia satélica: su reflexión luminar: su constancia bajo todas las fases, elevándose y poniéndose a las horas fijadas, creciendo y menguando: la forzosa invariabilidad de su aspecto: su respuesta indeterminada la interrogación inafirmativa: su poder sobre las aguas afluyentes y refluyentes: su capacidad de enamorar, de mortificar, de revestir de belleza, de enloquecer, de incitar y ayudar a la delincuencia: la tranquila inescrutabilidad de su rostro: la terribilidad de su proximidad aislada dominante implacable resplandeciente: sus presagios de tempestad y de calma: el estímulo de su luz, su movimiento y su presencia: la admonición de sus cráteres, sus áridos mares, su silencio: su esplendor, cuando visible: su atracción, cuando invisible”.


(Cap. 4, 2° Parte, Ulises).