miércoles, 28 de mayo de 2008

debo decir
debo decir
como es posible
estar así colgada
apenas
soste
nida
de u
na
pa
la
bra
cuál

jueves, 22 de mayo de 2008

Uruguayeces II

Qué bueno volver a ver "La matinée", por más que esta vez no fuera en un tablado, en Montevideo, en carnaval, como corresponde. Pero el otoño porteño tiene lo suyo y por ahí hasta logró que por una hora y algo, viendo (y escuchando!) a esos hombres bien pudiera creer aquello de que "De nuevo los murgueros se juntaron/los cantos inmigrantes se mezclaron/los hombres con la noche se casaron/para ver bien de al lado/qué hay detrás del antifaz"*. Y ser feliz, y todas esas cosas.


*Edu Lombardo, "La gran Muñeca", 1996.


Uruguayeces

La expansión oriental no tiene límites. Y no estoy hablando de Japón. Estoy hablando de Uruguay. Y no estoy hablando de papeleras ni nada que se le parezca. Hablo de esa tendencia a adjudicarse el origen de ciertos emblemas de los que Gardel y el dulce de leche son solo ejemplos. Ya sé que no vengo a descubrir nada, y hasta debo confesar que para una admiradora de la música y la literatura uruguaya este rasgo resultaba ya a esta altura de la vida menos indignante que simpático. Quiero decir, ese afán de "penetración cultural uruguaya" (como dijo un amigo cuando le preguntaron qué le había parecido el libro que le regalara otro amigo, montevideano: "Es un policial, está bueno, pero lleno de datos sobre Uruguay y Gardel que... no sé bien, me da desconfianza, ¿viste que ellos hacen una especie de penetración cultural de lo uruguayo cada vez que pueden?"). Pero bueno, todo tiene un límite. Así que más allá de Onetti, la murga uruguaya, la Malena Muyala, me dio "cosita" ver la semana pasada en la ya definitivamente for export peatonal Sarandí, postales tangueras con la inscripción "Montevideo, cuna del tango" (bueno, está bien, a lo mejor era una alusión al Gardel tacuaremboense y en ese caso no estariamos ante nada nuevo). En fin, conté hasta diez y seguí de largo.
La siguiente vez no pude contar hasta diez y (por suerte) mi explosión fue una carcajada larga, muy larga y una risa de varios minutos que acompañó nuestro interlocutor. El tipo (responsable en ese momento de una institución pública que ofrece un archivo muy interesante para copiar voces de escritores, políticos y figuras destacadas del SXX) era uno de esos uruguayos verborrágicos, simpático y con inquietudes e intereses de lo más variado. Ya nos había comentado sobre el nuevo espectáculo de "Queso magro", sobre qué playa era la mejor para asistir a la fiesta de Iemanjá, a qué murga no podíamos dejar de ver esa noche, qué actitud tomar ante el conflicto por las papeleras, etc. etc., cuando comenzó a hablar de una serie de investigaciones que estaban por ser publicadas. En este punto pensé: "Bueno, era inevitable, ahora va a intentar convencernos de que Gardel nació en Tacuarembó". Y si bien algo tenía que ver Gardel en todo esto, el punto no era Gardel, sino el supuesto padre. Hombre de una vida muy interesante y digno de ser el protagonista de una novela (en palabras de nuestro anfitrión), el coronel Escayola al parecer tuvo tiempo para todo. Fue militar, participó de la Guerra de la Triple Alianza, fue el hombre fuerte de Tacuarembó, se casó con tres hermanas al tiempo que mantenía relaciones con la madre de estas mujeres, tuvo amoríos con cuanta mina se le cruzó en el camino y algo así como 50 hijos (entre los que estaba Gardel, por supuesto, no se iba a privar de decirlo). Nada extraño, si pensamos en la vida de Urquiza o tantos otros caudillos. El caso es que además el tal Escayola era un hombre muy culto, y solía ir al teatro cada vez que podía: viajaba a Montevideo, a Europa y a EEUU. Su afición por el teatro lo llevó a construir uno en Tacuarembó, en aquella época. Hasta acá todo más que interesante en el discurso de nuestro amigo, pero yo ya estaba rogando que retomara el hilo cuando lo hizo solito. Las últimas investigaciones sobre la vida de Escayola, nos contó, se centran en el período de su viaje a EEUU y hay varios documentos, datos y testigos que llevan a "sospechar" (no usó esta palabra, pero siento que cometo un sacrilegio si transcribo el verbo que él usó, que es "afirmar") que sería padre de nada más y nada menos que de... Frank Sinatra. Sí, tal como lo leen, dijo "Frank Sinatra", así, muy serio, y muy suelto de cuerpo, el tipo. En esta parte fue la explosión de mi risa, (y que me perdonen Galeano, Fernando Cabrera, Jaime Roos y tantos otros uruguayos amados pero mi risa en ese momento fue de indignación, algo asi como un "Andáááá..." muy pero muy largo) que él no pudo más que acompañar unos cuantos minutos (todo lo que me duró, o sea hasta que nos despedimos).
Cuando me fui de ahí me seguí riendo, pero unos días después me puse a pensar con alarma en quiénes serán los próximos objetos de apropiación (y por ende, medio hermanos de Gardel), y se me ocurrió, por ejemplo, John Lennon. Hijo de madre soltera, se sabe que su padre era un marino que lo quiso ver cuando triunfaba con los Beatles, pero pudo ser solo un oportunista y el verdadero padre, Escayola. ¿Acaso no viajaba con frecuencia a Europa? (sí, sí, está el inconveniente de las fechas pero ya alguno se las va a ingeniar para decir que en realidad para 1940 , con casi 100 años, el coronel seguía vivo y dándole hijos ilustres al mundo...).
Como esta idea me asustó muchísimo (¿hasta dónde piensan llegar los del paisito?), no quise seguir con el tema, pero que no les sorprenda si en los próximos tiempos nos enteramos de que también son hijos del Coronel Escayola:
Edith Piaf
Vinicius de Moraes
Billie Halliday
George Brassens
Janis Joplin
...
¿Se les ocurre alguien más? Imagino que sí, pero mejor no completar la lista, no sea cosa que estemos dando ideas y no lo sepamos.

(marzo de 2007)

sábado, 10 de mayo de 2008

Castigos

Como si tuviera la culpa de algo, el castigo. Como esos chicos que por morir de vergüenza solamente al pensar en estar frente a un montón de personas en un cumpleaños, llegan a la puerta y se van.
Y no entran.
Y no entré.
Otra vez.
Como si no hubiera crecido o como si al excluirme me estuviera castigando o como si quisiera inspirar compasión o simpatía o qué.
Todo sería más fácil si.
Pero no.
No.
Nunca nada es como uno pensaba.

domingo, 4 de mayo de 2008

Posibilidades

O escribir para que las palabras sean las que viajen (ya que no podés/querés/te animás a hacerlo, maldito cobarde. Sería algo así como escribir para luego "arrojar el mensaje y que se lo lleve de equipaje una botella al mar de tu incomprensión", como diría un gallego que no es gallego).
Es otra posibilidad.
Por suerte siempre nos queda Pizarnik.

Para reconocer en la sed mi emblema
para significar el único sueño
para no sustentarme nunca de nuevo en el amor
he sido toda ofrenda
un puro errar
de loba en el bosque
en la noche de los cuerpos
para decir la palabra inocente

(Los trabajos y las noches).