domingo, 27 de septiembre de 2009

Escribió tristeza

Escribió comillas tristeza descubrimiento prescindir. Tachó y corrigió. Alegría por tristeza. Volvió a tachar. Puso sorpresa, aunque pensó perplejidad. Por las dudas, arriba, puso incertidumbre y varios signos de interrogación (¿y qué si fuera prescindible? ¿y qué si eso que era alcanzara? ¿y qué si las mutuas palabras, las ceremonias compartidas, los rituales consagrados fueran también solo eso, repeticiones mecánicas que había que perpetuar porque sí? ¿y qué de las ganas de más, las ganas de mar, las ganas de amar?). Cerró comillas, cerró paréntesis e interrogaciones, dejó de escribir.

2 comentarios:

doble_r dijo...

escribio vivir... que al final fue lo importante

envío saludos en su caminar de abrazos que alcanzan el infinito

Anónimo dijo...

Estoy en un locutorio de Pompeya. Vengo viendo posts desde "arriba" , mientras espero que me llamen para ir a buscar una encomienda a la calle Pepirí.

Estoy deslumbrado , marvillado por la historia del 45 que pasa por la calle Río Cuarto, entre otros movimientos.

Seguiré leyendo, pero como en cualquier momento suena el celu y tal vez luego no sepa como llegué hasta tu pàgina, te dejo el testimonio aqui de un chabon que estaba en pompeya y se deslumbró.