sábado, 10 de mayo de 2008

Castigos

Como si tuviera la culpa de algo, el castigo. Como esos chicos que por morir de vergüenza solamente al pensar en estar frente a un montón de personas en un cumpleaños, llegan a la puerta y se van.
Y no entran.
Y no entré.
Otra vez.
Como si no hubiera crecido o como si al excluirme me estuviera castigando o como si quisiera inspirar compasión o simpatía o qué.
Todo sería más fácil si.
Pero no.
No.
Nunca nada es como uno pensaba.

1 comentario:

Adán Buenosayres dijo...

Lo importante es no ahogarnos en la nada.

He vuelto y como no podía ser de otra manera también a este calido espacio.


¡saludos!